lunes, 22 de noviembre de 2010

Comernos.


Teníamos hambre de deseos.
Teníamos espacios escondidos debajo de nuestras pieles rotas.

No supimos que era el amor,
hasta que nos desnudamos y nos contamos historias al oído.

Nos quedamos en la cama,
nos follamos hasta el alma.
Y el vértigo nos hizo caer encima de nuestros cuerpos.

Quería tu carne para comer todos los días.
Y preparar ensalada de besos con queso.

Quería comerte con los ojos,
quería amarte los ojos,
y la piel
y toda tu extensión territorial.

Cenaríamos sexo caliente todas las noches,
y amor para desayunar.


Sary

1 comentario:

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