jueves, 12 de julio de 2012

Insignificante vida.


Gato se duele de las vidas que ha perdido, sintiéndose culpable de los sentimientos que no puede controlar.
No quiere sentir, no quiere llorar, no quiere pensar en la distancia de su lejanía.

Se sienta en los tejados y piensa que tirarse otra vez desde tanta altura no importaría, la costumbre de sus caídas, desde los brazos de la gente a la que quiere, duele más.
Se siente en el olvido, odia la herida que él mismo se ha hecho pudiendo en un principio salir corriendo.


Sary