viernes, 15 de abril de 2011

Las cosas pasan los jueves por la noche.


Aquí estoy.
La pistola sigue encima de la mesita de noche y yo a su lado, atontada mirando a la nada.

Hacía 6 meses que me dejó tirada.
No era la primera vez, pero esta intenté cortarme las venas escuchando SoAD de fondo.
Yo me sentía cada vez más débil, mientras los gritos de mi vecina, quejándose de la música, eran cada vez más agudos.
Me salvó un policía corrupto y sus ganas de tocarme las tetas con la excusa de sacarme de allí.
Lo único que le dije a mi psiquiatra fue que odiaba a mis vecinos por no gustarles SoAD, y lo único que hizo él fue arruinarme.
¿Arruinarme de qué? Si no me queda nada.

Hace 6 meses aprovechó para llevarse mi dignidad consigo. Eso y unas cuantas cosas que tenía olvidadas en mi habitación y se fue dejandome sola con su pistola.
Supongo que encontró a una hija de puta mejor a la que follarse; a estas alturas sigo sin tener ni zorra y poco me preocupa, pero me pregunto porqué se dejó la pistola.
Me aferro a ella como si fuera lo único que me queda en la vida.

Me viene a la mente todo lo que dice la gente sobre los trenes, que vienen y se van.
Acabas creyendo que esa palabrería es cierta, pero va pasando el tiempo y notas que te han mentido durante toda tu miserable vida, y que en realidad esos trenes paran en las mismas paradas y que acaba en la misma estación de mierda. Que si lo pierdes, habrá otro dispuesto a llevarte al principio de todo.
Todo es una mentira, como los anuncios de televisión, y si eres ingenuo y te lo crees todo, acabas cortándote las venas por cualquier gilipollez.

Lo malo de pensar es que se me calienta la cerveza.
Beber sola no compensa si no tienes a quien chuparle la polla después. No sé emborracharme sin alguien a quien reirle las gracias.

A él me lo follaba cada día.
Adoraba su polla, me comía su boca y me fascinaban sus historias de atracos y huidas.
Me sentía en el paraíso cada vez que me la metía.

Siempre tomábamos el té escuchando Fly Me To The Moon de Frank Sinatra.
Un día puso New York y al día siguiente se largó.

Luego me corté las venas, me tocaron las tetas, y aquí sigo, mirando nuestra pistola.


Sary